La "Naturaleza muerta" es un genérico pictórico
ampliamente notable, también conocido en España como "bodegones" y que incluye al amplio subgénero de las "Vanitas".
Su origen esta relacionado con la incipiente burguesía europea del
s. XV en adelante, de mentalidad mayoritariamente calvinista, que
proyectaban toda una serie de lecciones morales sobre esas pinturas.
Parece
obvio que Luna Bengoechea se apodera del género y su título, seis
siglos después, para instigar algunas reflexiones acerca de las
condiciones de vida contemporáneas, pues ya no es el mismo contexto
ni las mismas lecciones las que reflejan el cuadro. Las pinturas han
dejado de capturar la fruta fresca y calaveras para amedrentarnos
sobre la juventud fugaz, la muerte y las vanidades terrenales, para
en su lugar presentarnos las mismas frutas y vegetales despojadas de
una confortable mesa para el almuerzo, aisladas y cubiertas de una
bolsa de plástico que afiance su durabilidad más
tiempo. El tiempo necesario para salir de la tierra, ser
envasada, enviar a un canal de distribución internacional,
transportarla y llegar a algún supermercado en cualquier lugar a
miles de kilómetros del sitio donde se recogió; lo que Debord
llamaría la supervivencia ampliada.
La
designación anglosajona para las "Naturalezas muertas" es "Still life", cuya traducción literal podría
ser "Todavía viva", un pequeño giro de concepto. Por
lo cuál, me atrevería a decir que la serie "Naturaleza muerta por
asfixia" de Luna bien podría ser: "Still life, but asphyxiated".
La
industria alimentaria ha mejorado considerablemente su capacidad de
producción y distribución, a razón de la revolución industrial y
la mejora en los flujos de comunicación y mercado. Como apuntábamos
con anterioridad, hoy se puede recoger masivamente cualquier cultivo
en un punto específico del planeta y consumirse al día siguiente en
el otro extremo. Además, con unos tiempos de germinación y
maduración minuciosamente controlados, dentro de espacios
aclimatados igualmente controlados.
La
crítica ecológica actual sostiene que ese modelo de explotación de
la tierra, control del alimento y sistema de mercado global no es
sostenible. Ni siquiera los sistemas que están amparados
gubernamentalmente bajo el eslogan político desarrollo
sostenible, puesto que se trataría de un oxímoron, ningún
desarrollo puede ser sostenible, ya que el desarrollo se fundamenta
en el crecimiento infinito -dentro de un territorio finito, como es
el planeta Tierra. Dentro de la crítica hacia la crisis ecológica
y el desarrollo apuestan por un cambio en los valores y conceptos,
en las estructuras y por tanto en el sistema, revisando nuestros
modos de producción y uso.
La
manera en la que Luna
Bengoechea enfoca sus
reflexiones es a través del medio pictórico, una pintura leve de
poca carga matérica mediante capas translucidas de color, como leves
sutiles suspiros de vida sobre la clínica superficie del lienzo. Sus
alimentos plastificados, de color ex(in)sultantes, saturados y flúor
remiten a la "siniestralidad"del Pop -lo familiar
convertido en extraño-, alimentos envueltos en la tiranía plástica
como un condón que impide el placer del tacto. Estos cuadros revelan
las trampas escondidas en los anhelos del imaginario social, el
idealismo de lo global, de la abundancia y el confort; la idea de
todo un mundo de variedad al alcance de la mano. De nuevo en palabras
de Debord, “la abundancia mercantil supone una ruptura absoluta con
el crecimiento orgánico de los bienes sociales”.
El
trato que conferimos a los alimentos es un claro reflejo de las
condiciones de vidas humanas actuales. Si somos capaces de controlar
a las frutas y vegetales desde su estado embrionario hasta el momento
de servirse en la mesa, incluyendo su crecimiento, textura, color,
peso, madurez y caducidad, qué nos haremos a nosotros mismos
-sujetos-, controlando -y legislando- cada instante de nuestra vida,
la educación, la salud, la enfermedad, la sexualidad, el afecto, la
imagen... Quizás por ello nosotros también nos sintamos como still
life, but asphyxiated.
Arístides
Santana
Las Palmas
de Gran Canaria, Abril 2013
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