Entrevista con Mariano de Santa Ana

MARIANO DE SANTA ANA.
Ukiyo-e es un tipo de grabado japonés del siglo XIX que tiene entre sus máximos representantes a Hokusai y a Hiroshigue. ¿Por qué ha titulado así esta exposición?

- La traducción de Ukiyo-e es "imágenes del mundo flotante". Es un género tradicional, con colores planos y sin ninguna sombra, que hace que parezca que lo representado flota en un espacio indefinido. Ukiyo-e también hace referencia al momento en que Japón, cultura milenaria cerrada en sí misma, es forzado a abrirse por la cañonera del comodoro Perry. Esto provocó una dinámica de retroalimentación: mientras Japón importaba la industria occidental y entraba a marchas forzadas en la modernidad, a su vez exportaba a los artistas europeos sus artesanas ilustraciones Ukiyo-e que las recibían como manifestaciones de alta cultura. Este intercambio simbólico no ha parado de crecer, de tal modo que hoy Japón, paradigma contemporáneo de la cultura hipertecnológica, exporta ordenadores de última generación y cámaras de reproducción y transmisión de imágenes, pero sigue vendiendo también exotismo a Occidente, ahora tanto en forma de sushi y budismo zen como de videojuego, manga y anime.

- ¿Por qué usa soportes tradicionales como el dibujo y la pintura para salirle al paso a las imágenes masivas?
- La pintura es un procedimiento interesante para aglutinar imágenes técnicas de reproducción masiva. Reducir a una sola todo un complejo sistema de imágenes de consumo rápido permite reposar la mirada, cuestionarlas, intentar entenderlas. Frente a la pintura y su clausura, el dibujo, por el contrario, retiene el pensamiento en el proyecto, en la apertura.

- ¿Por qué las imágenes que circulan por redes sociales como Facebook y no las que salen por la televisión?
- El zapeo en Internet es más vertiginoso que el de la televisión, todo el mundo está a un solo clic. Las redes sociales son una fuente referencial, un observatorio para estudiar las patologías del presente, puesto que los antiguos álbumes de fotos que se guardaban en la mesilla de noche son mostrados ahora públicamente, sin pudor. Ninguna imagen es banal ni inocente, en todas hay supervivencias de gestos, de códigos culturales antiguos. Este archivo no responde a una narración lineal sino a una estructura hipertextual, arborescente. Cada imagen tiene su propio sistema de referencias y el trabajo en la red permite abrir simultáneamente varios frentes de investigación vinculados a fenómenos contemporáneos como el urbanismo y la arquitectura espectacular que se está desarrollando en la ciudad de Dubái o el entorno de trabajo de las oficinas de Google por todo el mundo. Internet está afectando a nuestra percepción de las imágenes, a la imagen que nos hacemos de nosotros mismos y a nuestra memoria.

- ¿Esta operación concierne sólo a los cambios culturales que traen las nuevas tecnologías o es también una pregunta más general sobre las relaciones entre las artes tradicionales y la modernidad técnica?
- La dimensión metafórica del arte está íntimamente ligada a la técnica. Los primeros trenes y barcos de vapor dieron paso a la pintura vaporosa de Turner y a partir de ahí todas las formas de abstracción ligadas al desarrollo tecnológico e industrial, la maquinaria, el flujo de energía… En el capitalismo actual la metáfora es la web 2.0, lo inmaterial, lo participativo, lo accesible, las redes, las nuevas formas de sociabilización … Pero el arte del Ukiyo-e a mediados del siglo XIX fue una de las referencias fundamentales del arte moderno europeo. Influyó en los impresionistas que no sólo fueron los primeros artistas que incorporaron en sus cuadros recursos del japonisme sino que fueron pioneros también en emplear imágenes de la industria, en pintar por ejemplo el humo de las fábricas. Este intercambio no concluyó ahí. El pintor pop Roy Lichtenstein, por ejemplo, acusa el influjo de la pintura Ukiyo-e, cuando en su cuadro ¡Help!, que representa una chica ahogándose en el mar, combina la imagen masiva del cómic con un fragmento de La gran ola de Hokusai.

- Suele colgar sus dibujos en Facebook. ¿Los expone sólo con un propósito documental o le anima a hacerlo también una voluntad artística?
- Ésta es una cuestión que todavía mantengo abierta. Empujado por el capitalismo cultural, una de las principales expresiones, quizá la principal, del arte contemporáneo es el arte inmaterial, que incluye manifestaciones como la creación de sentido en un espacio de relación como la red. Mi relación con el arte y la historia del arte es mayoritariamente vía Internet, tanto webs, como catálogos, revistas o libros online. La circunstancia en que vivo, un contexto insular y periférico como el canario, me impide desplazarme asiduamente a los principales centro de arte y por ello Internet es para mí una fuente indispensable. Al usar como materia prima y reflexionar sobre las redes y la imagen biográfica privada colgada en un espacio público veo justificado a su vez colgar mis imágenes, como efecto rebote, para su reflexión y bien común. ¿Eso es arte o no es arte? No le puedo responder todavía, es una cuestión a la que le estoy dando vueltas. Puede que me acabe dedicando a hacer arte inmaterial.

- ¿La imagen del poeta dadaísta Hugo Ball es una más entre las otras de su exposición o tiene una presencia especial?
- A la vanguardia, entre sus derrotas, se le puede atribuir el triunfo de haber consolidado la originalidad como valor artístico. La misma originalidad con la que Hugo Ball se subió en 1917 al escenario del cabaret Voltaire disfrazado para recitar un poema fonético es la que legitima el trabajo de artistas en auge en la actualidad como Damien Hirst, Takashi Murakami o el superflat. Radical en su momento, por su apuesta por el cambio en todo el sistema del Arte, la imagen de Hugo Ball ya no nos estremece. Es más, incluso resulta hasta gracioso verla.

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